Verdaderamente, pensé que estaba bien. Ambiciosa y altamente resiliente, perseguía diligentemente lo que me había propuesto. Luego fui golpeada por un desastre emocional. Obligada a mirar hacia adentro, no me había dado cuenta de cuánto dolor llevaba conmigo y cómo el rechazo, abandono y críticas de la infancia habían moldeado mis percepciones, mi sentido de autovalor ya habían impactado mis decisiones. Mi éxito se basaba en hábitos excesivos de trabajo y fui capaz de enfrentar mi verdad inconsciente. Aún lucho, pero ya no estoy cerca de donde estaba antes.
